La inhibición de ciertas opiniones genera la doble imagen de que la opinión que recibe apoyo explícito es más fuerte de lo que en realidad es y la débil, más débil aún.

En sus propias palabras: "Las observaciones realizadas en unos contextos se extendieron a otros e incitaron a la gente a proclamar sus opiniones o a tragárselas y mantenerse en silencio hasta que, en un proceso en espiral, un punto de vista llegó a dominar la escena pública y el otro desapareció de la conciencia pública al enmudecer sus partidarios".
La teoría se apoya en el "... juego recíproco entre la comunicación colectiva, la comunicación interpersonal y la percepción que un individuo tiene de su propia opinión frente a otras opiniones dentro de su sociedad..." y devuelve el poder que inicialmente se le había atribuido a los medios, intentando demostrar que la omnipresencia temática aminora la percepción selectiva.
Sus supuestos explicativos: piensa que por evitar aislamiento social, la gente tiende a repetir o comentar aquellas opiniones a las que percibe como las más populares, mientras que se inclina por suprimir o no manifestar aquellas creencias u opiniones sostenidas que se perciben son impopulares. El miedo al asilamiento sería la fuerza motriz capaz de poner en marcha la espiral del silencio, que llevaría a la reproducción de voces mayoritarias, dado que las personas "... si encuentran que sus opiniones predominan o se incrementan, entonces las expresan libremente en público; si encuentran que tienen pocos partidarios, entonces se vuelven temerosos, ocultan sus convicciones en público y se mantienen en silencio..." intentando evitar de esta manera la exclusión.
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