miércoles, 14 de noviembre de 2007

Investigaciones empíricas para comprobar la hipótesis (D'Adamo)

Noelle-Neumann creía que un fenómeno psicocial de este tipo no podía pasar desapercibido, y que, si existía, podía y debía ser medido. Para esto se valió de cuestionarios y conjuntos de preguntas estructurados en encuestas, que fueron administrados a muestras representativas con la finalidad de revelar los motivos y formas de conducta que podrían generar un fenómeno como la espiral del silencio.

La hipótesis que se pondría a prueba implica 5 cuestiones:

1. Que las personas realizan observaciones de su medio ambiente social.

2. Que se fijan en lo que los demás piensan de ellas.

3. Que son conscientes de las tendencias cambiantes.

4. Que tienen alguna clase de registro que les permite intuir cuando las opiniones van ganando o perdiendo terreno.

5. Que perciben cuáles son las opiniones que se convertirán en dominantes.

La hipótesis de la espiral del silencio supone en primer lugar que las personas son capaces de captar de manera intuitiva el grado relativo de aceptación que tienen opiniones contrarias a la posición general, y en segunda instancia, que la gente adapta realmente su conducta según la fuerza o debilidad aparente que tengan las diferentes opiniones.

En enero de 1971 se realizó la primera medición, y se comprobó que efectivamente las personas tienen la capacidad de captar cuáles son las opiniones mayoritarias y minoritarias. En encuestas subsecuentes entre el 71 y el 70 (Allensbach) se confirmó que las personas cambiaban de opinión de manera perceptible según el clima de opinión reinante. Esto apoyó al primer supuesto.

Para corroborar el segundo supuesto, desde1972 se comenzó con la administración de "el test del tren", un procedimiento sencillo que tiene dos etapas.

En la primera, el encuestador enseña al encuestado un dibujo en el que aparecen dos personas conversando acerca de un tema, cada una de ellas manifiesta un punto de vista diametralmente opuesto acerca de la misma cuestión. Se pregunta al encuestado con cuál de las dos opiniones estaría de acuerdo.

En la segunda etapa se realiza la pregunta crucial al sujeto: "Suponga que está empezando un viaje en tren de cinco horas, y hay en su compartimiento una persona que piensa..." y aquí el texto de la pregunta se divide. A cada sujeto encuestado se le dice que la persona con la que debe compartir el viaje sostiene el punto de vista opuesto al suyo propio. Para cualquiera de los dos casos, la pregunta del encuestador termina así: "¿Le gustaría hablar con esa persona para conocer mejor su punto de vista, o pensaría que no merece la pena?"


El test del tren se realizó con gran cantidad de temas, opiniones sobre cristianodemócratos y socialdemócratas en la antigua Alemania Occidental (RFA), discriminación racial en Sudáfrica, cohabitación prematrimonial entre jóvenes, centrales nucleares, políticas de inmigración, aborto, drogas ilegales, etc.

En todos los casos el fin era el mismo: corroborar si los diferentes grupos de opinión mostraban discrepancias en su voluntad o disposición de defender o comentar en público sus opiniones según ellas fueran mayoritarias o minoritarias. El test se administró en el 72, el 73 y el 74, y las evidencias de todas indican que es factible la medición de la predisposición de las personas a discutir o a permanecer calladas respecto de ciertos temas, dependiendo de cuáles sean sus opiniones.

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