martes, 20 de noviembre de 2007

La opinión pública - Cap. 3 (Vincent Price)

En el capítulo 3, Price se concentra en el concepto de “público”.

Inicia planteando que quizá hoy el concepto más común de opinión pública se equipare a una unión más o menos sencilla de opiniones individuales o “lo que intentan medir los sondeos de opinión”.

En los primeros años del siglo XX, la opinión pública era considerada como una clase especial de producto social, no como una colección de opiniones públicas diversas, sino como la opinión de un público. Los investigadores estaban intrigados por las manifestaciones colectivas de la época: huelgas, multitudes espontáneas, manifestaciones masivas y disturbios, además de su creciente fascinación con el papel que los modernos medios de comunicación parecían desempeñar a la hora de configurar y guiar la “psicología de las masas”.

Multitud, público y masas

Su estudio parte de la interrogante de cómo individuos civilizados podían transformarse en multitudes coléricas o manifestaciones entusiastas.

La multitud: La ley de la unidad mental de las multitudes de LeBon es de particular interés. Él identificó 3 causas básicas de la conducta de la multitud: primera, el anonimato (formar parte de una multitud relaja las limitaciones civilizadas sobre los instintos básicos de las personas), segunda, las emociones y acciones se extienden rápidamente (por imitación espontánea y “contagio”), y, tercera, y más importante, la personalidad consciente de desvanece (bajo la influencia de una multitud, y el individuo queda sujeto a la persuasión y sugestión inconsciente, esencialmente hipnotizado por voluntad colectiva). Esta tercera causa, este estado hipnótico, es el que permite a la multitud actuar al unísono, con efectos terroríficos.

El público: Park opina que mientras la multitud está marcada por actos unidos a una experiencia emocional, el público está marcado por la oposición y el discurso racional. La multitud se desarrolla como respuesta a emociones compartidas, el público se organiza en respuesta a un asunto.

Blumer propuso que el término público se utilizara para referirse a un grupo de gente que a) está enfrentada por un asunto, b) están divididos por sus ideas de cómo enfocar el asunto y, c) abordan la discusión del asunto. Por eso, para él, argumentación y contra-argumentación son los medios por los que se modela la opinión pública y retomó la idea de Lippmann de los públicos y los grupos de interés.

La masa: Como Park, Blumer observó que el público podía transformarse en una multitud, dando lugar a un sentimiento público más que a una opinión pública.

La masa se compone de individuos anónimos y se distingue por tener una comunicación e interacción entre sus miembros muy pequeña, es extremadamente heterogénea, e incluye personas de todos los estratos sociales, es dispersa geográficamente, está poco organizada y es incapaz de actuar concertadamente. Lo que une a las masas no es una emoción compartida (multitud) o un desacuerdo o discusión (público), sino un foco de interés común o atención.


Las cuestiones y los públicos

El público desde el punto de vista sociológico, se contempla como una actividad imprecisamente organizada que surge del transcurso de la discusión en torno a una cuestión. En contraste a la masa, que se basa únicamente en una atención común hacia algún asunto y que está formada por respuestas idiosincráticas formadas lejos de cualquier debate o discusión, el público se distingue por una resolución colectiva de algún problema por medio de argumentos y réclicas.

Fases del desarrollo: El modelo discursivo de Park y Blumer mantiene que la opinión pública se forma a través de una secuencia de estadios. Según esto, Foote y Hart identifican 5 fases:
1. Fase del problema
2. Fase de propuesta
3. Fase política (debate activo)
4. Fase programática (se realiza acción aprobada)
5. Fase de valoración

Actores y espectadores: A lo largo de las fases del desarrollo, el público cambia de tamaño, aumentando desde los pocos que primero se dieron cuenta del problema hasta los muchos que finalmente participaron de alguna forma en su resolución. También cambia en su composición y está formado escencialmente por dos niveles: activos y pasivos. Lippmann habla de actores (intentan influir directamente en el curso de los asuntos políticos, se dan cuenta de los problemas, proponen soluciones, intentan persuadir a otros sobre su punto de vista) y expectadores (componen la audiencia de los actores, siguiendo sus acciones con diversos grados de interés y actividad)
Los actores de un determinado asunto son espectadores en otro, los hombres pasan constantemente de un lado al otro.

Expansión del debate público: El éxito para conseguir una audiencia mayor, se da principalmente debido a los esfuerzos concertados de los actores para hacer públicas sus pugnas y desacuerdos. Los actores gastan considerable energía intentando presentar el conflicto en la forma que mejor convenga a sus intereses. Las características propias de un asunto, su complejidad, importancia social o implicaciones a largo término, pueden también influir en la probabilidad de que se extienda desde el círculo de los inmediatamente interesados hacia un público más amplio, y hasta cierto punto, estas características de un asunto pueden manipularse en el transcurso de un debate público.

Tras la resolución del asunto: Cuando el asunto está debatido y decidido, su público retrocede debido al agotamiento y reducción de la comunicación. Públicos altamente activos y organizados pueden funcionar por largo tiempo incluso luego de estos periodos y puede conseguir un status casi institucional.


La observación del público

El público es difícil de precisar. Está organizado vagamente organizado a través de la comunicación que rodea un asunto, incluye en estrato activo y uno pasivo, cambia de tamaño y forma según se desarrolla y tiene o deja de tener existencia al mismo tiempo que un asunto.

Desde el modelo discursivo hasta los sondeos y encuestas, es realmente difícil observar empíricamente al público.

El público en general: Allport conceptualizó al público como una población definida por la jurisdicción geográfica, comunitaria y política, o por otros límites. Cincuenta años de investigación de sondeos confirman las sospechas de Bryce y Lippmann acerca de que el grueso de la población es desinteresada y está desinformada sobre la mayoría de las materias que podrían considerarse asuntos públicos.
Los puntos de vista dados a los encuestadores son, por lo general, desorganizados, desconectados, respuestas individuales, formadas fuera del foro del debate público: opiniones de la masa.

El público que vota: El electorado, un colectivo masivo e indiferenciado que representa como máximo el 70% de la población occidental, y en algunos casos menos. Alineado con la teoría democrática representativa, el electorado es una de las definiciones operacionales más comunes del público, y los resultados electorales son, tal vez, el ejemplo más visible de la opinión pública en la sociedad occidental.
Un problema específico que se presenta a los encuestadores es identificar el sector más dispuesto a votar.
El acto de votar es una clara expresión conductista de la opinión y puede considerarse como una forma de participación en un debate público. Las investigaciones indican que muchos votantes van a votar sin mucha información que guíe su elección.

El público atento: Del 70% aproximado de la población apta para votar, sólo el 50% está generalmente atento a los asuntos públicos. Devine resume diciendo que "... el público atento se concibe como un público importante para el sistema político americano", pues es ese el grupo que presta una atención continuada a los asuntos públicos, y habla ocasionalmente con los demás sobre estas cuestiones, éstos son los espectadores sobre los que escribió Lippmann (1925)

Pero, ¿Cómo identifican los investigadores a un público atento? Devine usa 5 medidas de reconocimiento: interés general en política, interés en campañas de elecciones nacionales, hablar sobre política, exposición a las noticias de los periódicos sobre política y lectura sobre política en revistas. Sobre esa base clasificó aproximadamente a 1/3 del total de la población como generalmente atento.

El público activo: Está un escalón más arriba que el público atento y es más pequeño (puede ser hasta el 15% del público atento) y pueden ser los actores del esquema conceptual de Lippmann. El término elite se usa con frecuencia para nombrar a este grupo.
Almond distingue varias clases de elites: líderes políticos del gobierno (las elites políticas), miembros de los cuerpos profesionales que disfrutan de poderes especiales por su familiaridad y contacto con el gobierno (elites burocráticas), los representantes de grupos privados de orientación política (grupos de interés) y las elites de las comunicaciones (medios de comunicación de masas, líderes de opinión efectivos, canales interpersonales, clérigos, líderes de fraternidades y clubs, etc.)
Estos miembros del público activo compiten en el mercado de opinión, (entre el público atento) en busca de seguidores y conversos para sus causas. Debe haber pluralismo en las elites, una multiplicidad de centros de poder, con cierta autonomía e independencia económica.

"Quien moviliza a las elites moviliza al público" (Almond, 1950)

Asuntos públicos: Las diferencias entre los distintos asuntos pueden extenderse a espectadores y actores, y de ser el caso podríamos hablar separadamente de públicos activos respecto a un asunto y atentos respecto a un asunto. Los grupos organizados se reunen claramente para asuntos concretos. Problemas diferentes tienen consecuencias para diferentes personas, así, los públicos pueden formarse naturalmente a partir de los grupos más directamente afectados.

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